Ver cojear a su perro puede ser angustioso. Como propietario responsable de un animal de compañía, es prioritario que su amigo peludo se mantenga sano y feliz. Aunque la cojera ocasional puede deberse a lesiones o torceduras leves, la cojera persistente suele indicar un problema subyacente que requiere atención.
Causas comunes de cojera
Entre las causas más frecuentes de cojera se encuentran las lesiones. Los perros suelen sufrir esguinces o distensiones en las patas mientras juegan, corren o saltan. Si su perro ha sido especialmente activo, el culpable podría ser un sobreesfuerzo. En estos casos, la cojera puede ir acompañada de una ligera inflamación o sensibilidad. Observar el comportamiento de su perro -como su disposición a jugar o pasear- puede proporcionar pistas importantes. Si el reposo y los movimientos suaves mejoran la cojera, es posible que se trate de un problema temporal.
La artritis es otra causa frecuente, sobre todo en perros mayores. Esta enfermedad degenerativa de las articulaciones también puede afectar a los perros más jóvenes. A medida que el cartílago de las articulaciones se deteriora, se produce dolor y rigidez, lo que da lugar a la cojera. Los perros con artritis pueden mostrarse reacios a participar en sus actividades favoritas o parecer menos entusiastas durante los paseos. El tratamiento de la artritis suele requerir medicación, cambios en la dieta o ejercicios especializados.
Otras afecciones más graves, como la rotura de ligamentos, también pueden manifestarse como cojera. El ligamento cruzado craneal (LCC) estabiliza la articulación de la rodilla, y la rotura de este ligamento -más frecuente en determinadas razas y en perros con sobrepeso- puede provocar un dolor importante. Si su perro cojea sin signos visibles de lesión, es posible que se trate de una rotura de ligamentos, que suele requerir la intervención de un veterinario y, en ocasiones, cirugía.
Las infecciones también pueden provocar cojera. Por ejemplo, puede producirse una infección en una pata a raíz de un corte o un rasguño. Signos como hinchazón, calor o secreción en la zona afectada deben hacer consultar inmediatamente a su veterinario. Las infecciones sistémicas que afectan a articulaciones o huesos también pueden provocar cojera y requieren tratamiento urgente.
Además, un objeto extraño alojado en la pata de su perro, como una astilla o una espina, podría causar molestias y cojera. Si tu perro cojea pero no parece inmutarse cuando le tocas la pata, puede indicar irritación por algo atascado en la pata. Un examen minucioso de sus patas puede ayudar a identificar cualquier objeto extraño o lesión visibles.
Los tumores también pueden causar cojera, sobre todo en perros mayores. Tanto los tumores benignos como los malignos pueden afectar a los huesos o a los tejidos blandos y provocar dolor. La cojera persistente acompañada de hinchazón o cambios de comportamiento justifica un examen veterinario, ya que la detección precoz puede influir significativamente en los resultados del tratamiento.
Evaluación de la situación
Cuando note que su perro cojea, es fundamental que evalúe la situación detenidamente. Observe su comportamiento: ¿Está interesado en la comida y el juego? ¿Puede soportar peso sobre la pata afectada? Una cojera grave u otros síntomas preocupantes, como letargo, pérdida de apetito o cambios de comportamiento, deben motivar una visita al veterinario para un examen exhaustivo.
En algunos casos, la cojera puede no ir acompañada de dolor al tacto. Si su perro cojea pero parece sentirse cómodo cuando se le toca con suavidad, puede tratarse de una lesión de tejidos blandos más que de una fractura ósea o una lesión grave. Es esencial vigilar de cerca al perro y consultar al veterinario para descartar cualquier problema subyacente.
Opciones de tratamiento
El tratamiento de la cojera depende de la causa subyacente. En el caso de esguinces o distensiones simples, el reposo suele ser el remedio más eficaz. Limitar la actividad durante unos días puede facilitar la curación. Las compresas frías en la zona afectada pueden aliviar la hinchazón y las molestias. Consulte siempre a su veterinario antes de administrar cualquier medicamento, ya que algunos fármacos de uso humano pueden ser tóxicos para los perros.
Si la causa es la artritis, el veterinario puede recomendar una combinación de medicamentos, cambios en el estilo de vida y fisioterapia. Controlar el peso es crucial, ya que el exceso de peso puede empeorar los problemas articulares. El ejercicio regular y controlado puede fortalecer los músculos que rodean las articulaciones y aliviar el dolor. En casos de rotura de ligamentos, puede ser necesaria una reparación quirúrgica.
En caso de infecciones u objetos extraños, es esencial una rápida atención veterinaria. Es posible que su veterinario tenga que extraer cualquier material extraño y suministrar antibióticos si existe una infección. En caso de tumores, su veterinario le comentará las opciones de tratamiento, que pueden incluir cirugía, quimioterapia u otras terapias según el tipo y el estadio del tumor.
Prevención y mantenimiento
Las medidas preventivas son fundamentales para mantener la salud de su perro y reducir el riesgo de cojera. Las revisiones veterinarias periódicas pueden ayudar a detectar posibles problemas a tiempo. Mantener a su perro en un peso saludable es crucial, ya que el exceso de peso supone una carga adicional para sus articulaciones. La creación de un entorno seguro para el juego puede minimizar el riesgo de lesiones, y el ejercicio regular adaptado a la edad y la forma física del perro ayuda a mantener la fuerza muscular y la salud articular.
Estar atento al comportamiento y la salud de su perro puede influir significativamente en su comodidad y bienestar. Aunque la cojera puede ser a veces un problema menor, es esencial que se mantenga alerta. Su perro depende de usted para notar cambios en su salud y buscar ayuda cuando sea necesario. Dar prioridad a la salud de su perro y consultar a un profesional cuando surjan problemas es vital para su bienestar.