Los perros se reproducen mediante un proceso de apareamiento natural e instintivo que puede diferir de las expectativas humanas. Reconocer este proceso es beneficioso para los propietarios de perros, ya sea con fines de cría o para conocer mejor el comportamiento canino.
El ritual de apareamiento
Cuando una perra está en celo, libera feromonas, señales químicas que atraen a los machos. Este ciclo de celo, conocido como estro, suele producirse dos veces al año y dura entre dos y tres semanas. Durante este tiempo, su comportamiento puede cambiar, volviéndose más cariñosa o inquieta.
Los perros macho, o sementales, pueden detectar estas feromonas desde distancias considerables. Cuando detectan a una hembra en celo, los machos se acercan a ella y adoptan comportamientos de cortejo, como olfatear sus genitales, lamerla y jugar con ella. La hembra indica que está dispuesta a aparearse permitiendo que el macho se acerque e incluso puede iniciar el juego.
El proceso de apareamiento
Cuando ambos perros están preparados para aparearse, el macho monta a la hembra por detrás. Esta posición puede parecer incómoda a los observadores, ya que el macho a menudo tiene que ajustarse para alinearse correctamente. Una vez en posición, se produce la penetración. Es importante tener en cuenta que este proceso está impulsado principalmente por el instinto, más que por rituales o romanticismo, y suele durar sólo unos minutos.
Una característica distintiva del apareamiento canino es el «lazo». Tras la penetración, el pene del macho se hincha en su base, uniéndolos. Este vínculo puede durar desde unos minutos hasta más de media hora, durante la cual los perros no pueden separarse fácilmente. Aunque esto puede preocupar a los humanos, es una parte normal del apareamiento, que aumenta las posibilidades de éxito de la fecundación.
Después del apareamiento
Una vez roto el vínculo, el macho y la hembra se separan. Si el apareamiento tiene éxito, la gestación puede producirse aproximadamente 63 días después. A lo largo de este periodo, es esencial que los propietarios vigilen la salud de la hembra, asegurándose de que recibe una nutrición y unos cuidados veterinarios adecuados.
No todos los intentos de apareamiento resultan en gestación. Factores como el momento del apareamiento en relación con el ciclo de celo de la hembra, la salud de ambos perros y la fertilidad de la hembra pueden influir en los resultados.
Prácticas de cría responsable
Para los propietarios que estén pensando en criar, es fundamental conocer a fondo las prácticas responsables. Esto incluye pruebas genéticas, selección de parejas adecuadas y asegurarse de que ambos perros están sanos y libres de enfermedades que puedan afectar a la descendencia.
La cría puede ser físicamente exigente para los perros implicados, y el embarazo conlleva riesgos para la hembra. Pueden surgir complicaciones que afecten a la salud tanto de la madre como de sus cachorros. Es esencial dar prioridad a la salud y el bienestar de los perros, en lugar de criar por afán de lucro o deseo personal.
Los beneficios de la esterilización y la castración
Para los perros no destinados a la cría, la esterilización o castración es una elección responsable. La esterilización implica la extirpación quirúrgica de los ovarios de la hembra y, por lo general, del útero, mientras que la castración implica la extirpación de los testículos del macho. Estos procedimientos evitan camadas no deseadas y pueden reducir riesgos específicos para la salud y problemas de comportamiento.
Mejorar el vínculo humano-canino
Conocer a fondo la reproducción canina es vital para todos los propietarios de perros, incluso para los que no planean criar. Este conocimiento ayuda a reconocer los comportamientos normales y cualquier cambio en la conducta de una perra durante el ciclo de celo, así como las implicaciones del apareamiento.
Estar informado sobre la reproducción canina fomenta un mejor cuidado de los perros, independientemente de su papel como mascotas familiares o perros de exposición. Reconocer los signos del celo, comprender las conductas de apareamiento y ser consciente de las implicaciones sanitarias asociadas contribuyen a una vida más sana y feliz tanto para los perros como para sus propietarios.